Un joven regresaba de china trayendo una caja llena de vasijas de porcela que pensaba vender en su paÃs.
style="display:block; text-align:center;"
data-ad-layout="in-article"
data-ad-format="fluid"
data-ad-client="ca-pub-6156400854387521"
data-ad-slot="9062420890">
cuando desembarco en el puerto donde vivÃa llamo a un cargador y le dijo:
-si me lleva esta caja hasta mi casa le daré en pago tres consejos muy útiles y pensaba: "asà no tendré que pagarle y de camino ya inventare cualquier tonterÃa que decirle"
El cargador, lleno de curiosidad, acepto y llevo la pesada caja hasta la casa del joven.
Al llegar ala puerta le dijo:
-Ahora deme los consejos.
-Escúchelos -respondió el joven-: si le dicen que el hambre es mejor que la comida, no lo crea; si le dicen que la enfermedad es mejor que la salud no lo crea; y si le dicen que es mejor ir a pie que a caballo no lo crea.
El cargador no dijo una palabra. En silencio levanto la caja de las porcelanas la dejo caer al suelo.
-pero, ¿que esta haciendo? -grito el joven.
Dando media vuelta, el cargador le respondió mientras se alejaba:
-Si le dicen que en la caja ha quedado alguna pieza entera, no lo crea.


No hay comentarios:
Publicar un comentario