Cierto dÃa, un domador de fieras paso por las calles de un pueblo montado en un enorme elefante.
Las gentes del pueblo que nunca habÃan visto un elefante, seguÃan a distancia al gigantesco animal.
Nadie se atrevÃa a ponerse le adelante. únicamente un perrito se atrevió a acercarse le y ladrandole furiosamente le dijo al elefante:
-Oye animalote, ¿porque en lugar de quedarte en tus tierras has venido donde nosotros, que no te conocÃamos que no sabÃamos siquiera que existieras para sorprendernos y atemorizarnos?
Nuestra tranquilidad vale mas que tu inmenso tamaño.
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Un perro viejo, que oyó las palabras de su joven compañero se acerco a el y le dijo:
-Deja ya de armar tanto alboroto, amigo.
El elefante no se digna siquiera escucharte. ¿y no te has fijado en sus enormes patas?
Si tu insolencia acaba por molestarle, te puede aplastar en menos que lo piensas.
-¿Y eso que importa? -respondió el perrito-. yo digo lo que pienso sin medir mis fuerzas.
Si todo el mundo pensara como tu, en la tierra no se oirÃa nunca la vos de la justicia y el mundo se convertirÃa en una inmensa jaula de cobardes.


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